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domingo, 14 de julio de 2019

Una historia que les quiero contar

Tuve un sueño, que si bien no tiene nada que ver con lo setiano, se los quiero compartir, por su índole sobre una sociedad ordenadamente enferma.

Últimamente muchos de mis sueños parecen criticas sociales, de hecho me gusta estudiar las ciencias sociales, para no ser de esas personas perdidas que se tragan cualquier estupidez social y así no ser controlado a voluntad de otros, por muy bonito que brille.

El sueño empieza así: Me encontraba en un evento cívico de honores a la bandera, la cual parecía más un evento religioso Católico (lo que dejaba en claro que era una mezcla de Religión/Estado), ahí yo me encontraba uniformado portando medallas en mi traje (Evidentemente era parte del cuerpo de seguridad y orden que solo servía a la Iglesia) me encontraba en firmes observando 3 aspectos, que los honores a la bandera se realizara de forma correcta y solemne, que nadie del público intentara un atentado o causara desorden de ningún tipo, aparte de observar que los sacerdotes hicieran lo que se tenia que hacer con respeto y devoción, pero en este último no les prestaba mucha atención, ya que al ser ellos los sacerdotes, era evidente que tenían que hacer las cosas de forma y modo, todo el evento fue hecho con orden, los ciudadanos se comportaron cuidando que nada interrumpiera de ninguna forma el evento cívico y las alabanzas a Dios, el evento dejo claro que el País le pertenecía a Cristo, y era él junto con Dios el que hacían que nuestra patria fuera grande y bendecida, junto a los ciudadanos.

Una vez terminado, me dispuse a recorrer las calles y vigilar que todos respetaran las leyes establecidas por la Iglesia, la cual la ciudad estaba en completo orden y decencia, ya que la gente al caminar lo hacia con una notable sonrisa y felicidad, incluso no tenían miedo de presumir sus joyas, sus carros costosos, sus ropas, nada, podían pasear totalmente con toda tranquilidad, en mi caminar poco a poco me daba cuenta que realmente no existía amenaza, en otras palabras, la criminalidad era inexistente. Todo esto tenia un evidente motivo, y es que cuando se arresto a alguien al encontrarse teniendo relaciones sexuales con una persona de su mismo sexo, el arresto fue rápido y represivo, y a los individuos jamás se les llevo a ninguna jefatura, ni se les llamo a ningún abogado, mucho menos se les notifico a la familia, los arrestamos e inmediatamente los llevamos presos, sin ningún tipo de juicio, fueron llevados a un embarcadero, donde esposados fueron metidos y encerrados en un barco que los llevaba a una isla fuera de la ciudad, donde eran encerrados con otros criminales, ahí, cada persona podía hacer lo que quisieran con toda impunidad, mientras no intenten escapar. Una vez el preso entrara en esa cárcel, todo le era permitido, mientras se mantuviera encerrado, existían guardias vigilando la cárcel, la isla y la costa a todas horas, pero no cuidaban ni controlaban lo que ahí pasara, si alguien mataba a alguien o violaba a alguien o se peleaba con alguien, no existía justicia que lo castigara. Cuando fui con todo el escuadrón a encerrar a los prisioneros que habíamos atrapado, me dí cuenta que en una celda dos hombres tenían relaciones sexuales con otros, y ningún guardia se preocupo por eso. Para ellos, si los prisioneros se mataban entre ellos, les era beneficioso, ya que el que entraba a la cárcel, fuese por lo que fuese, jamás saldría, el castigo era de por vida. Si robabas la cartera de alguien, o mataste a alguien o cuestionabas y/o hacías un movimiento anti patriótico o anti religioso, el castigo era cadena perpetua, por mínimo que fuese el delito, y una vez dentro, ya no valías nada.  

Una vez pasado esto, me encontraba mirando la televisión y me di cuenta que las noticias jamás comentaron de los arrestos hechos por la justicia, no comentaban ni mostraban noticieros de que actos criminales habían pasado, ni a quien arrestaron por tal motivo, para la sociedad los criminales y el acto criminal era inexistente. En su lugar los noticieros hablaban del clima, de eventos cívicos y religiosos, de eventos culturales, de fiestas, de lo hermoso y maravilloso que era vivir en un estado Eclesiástico, pero todo lo que fuera en contra de la ley, fuese quien fuese, era censurado. Para la sociedad, no existía ni una huella de que alguien para bien o para mal se había revelado contra la constitución, para ellos el hecho de que existía el crimen les era inexistente, no existían protestas de inconformes, no existía agravio alguno, ya que una persona que era arrestada era olvidada, nunca volvería a existir en la comunidad, y por el bien de los conocidos y familiares, nunca existió. 

Por un momento todo parecía que agarraba el contexto de la Teoría de la ventana rota, la Iglesia determino que si alguien alterara el orden o cometiera cualquier tipo de crimen, la persona tenia que ser detenida, con toda la represión posible y encarcelarlo inmediatamente sin ningún tipo de derecho y garantía, ningún delito por mínimo que fuese era tolerado, ya que si se perdonaba el delito y la sociedad se diera cuenta de ello, las personas serian por su propio criterio individuos propensos a cometer faltas a la ley, y así mismo lo haría otra persona creando un efecto domino y todo se empezaría a desmoronarse, y para evitar que pasase, los derechos humanos y el libre albedrío eran impensables. Las personas eran esclavos en pos del orden.  

El sueño, por más bonito que parecía, era una terrible pesadilla. 

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