Detrás mio aparecio el Demonio diciéndome: - Mira a ese grupo, agrediendo y pidiendo justicia por el delito que esos dos cometieron-. En eso su cara inexpresiva se volvió de odio y enfado y sus ojos se iluminaron de un rojo anaranjado, y así volvió a hablarme: - Me enfada está sociedad de hipócritas, no pueden clamar justicia, porque todos ellos han cometido crímenes-. Empezó a señalar a cada uno de la multitud y volvió a hablar: - Él abandono a su esposa e hijos por otra mujer, esa otra no paga impuestos, él asesino a otro para no pagar una deuda-. Así señalo a cada uno y empezó a decir todo lo infame que han hecho. Yo lo mire y le dije: - Entiendo tu odio y dolor, las personas se la viven culpando y juzgando a los demás, esas personas están condenadas peor de lo que ellos mismos condenan. Peor aun, ellos culpan a los tuyos por todos sus males y problemas, y no aceptan que el origen de todo mal son ellos mismos, ellos son los que han corrompido su propia sociedad, ellos son los monstruos de sus propios pecados-.
El Demonio me miro y furioso me hablo: - Nosotros no somos la raíz de su mal y se empeñan en creer que si, eso nos da rabia, ellos creen que nosotros castigamos, pobres estúpidos, ellos se castigan solos-. Dándole la razón le dije: - Al final ellos tendrán lo que igualmente merecen, si tanto piden justicia, es evidente que la justicia les llegara a ellos, dando castigos y golpes-. Por último el Demonio dijo: - Él (refiriéndose a Dios) cree que todo mejorara y las personas se volverán sumisas, como el ganado que él quiere que sean, pero incluso él tiene un limite, y él sera el que lance el látigo destructor, no nosotros-. Yo por último dije: - Ustedes cuestionaron de nuestra creación, y tus hermanos que aun lo acompañan, también nos cuestionan, pero ellos callaron sus voces, ustedes siguen protestando, pero supongo que incluso él vera lo que tanto se le ah dicho-. -Tu eres especial-, dijo el demonio, -Yo ya no sé que tanto lo sea- Respondí.
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