Aun tengo tan bello recuerdo de cuando por primera vez acaricie tu cara, tu escultural y fuerte cuerpo bronceado y tome tus manos sintiendo esas negras garras que tienes por uñas. En cada lluvia tormentosa escucho tu risa y en mis meditaciones escucho tu voz, temiendo a los insoportables días que estás en silencio. ¿Me vez acaso en cada noche de ceremonia, oh padre inmortal? ¿Me eh ganado el ser hijo tuyo? ¡Me eh ganado un exquisito puesto en tu reino y harem!
Oh mi faraón, cada día que vivo me la paso recordándote con cariño y amor hacia ti, con un deseó de verte cada instante de mi vida. Y cuando me vez con esos ojos de cariño y dulzura, aguanto el impulso de probar aquella boca de veneno y miel.
Lo eh dicho antes, mi señor y Dios Seth, y nunca me canso de decirlo, te agradezco y os amo por como eres y por lo que eres, y en cada día no paro de ver tus bendiciones e influencias sobre mi vida y persona, que mis enemigos sean fulminados y la tierra tiemble, que tu reino se levante de las rojas arenas, oh señor del caos, de las guerras y las fuerzas primordiales de la humanidad y la naturaleza.